En nuestro intento de incorporar nuevas hortalizas, este año os presentamos como muestra de nuestra investigación un pequeñísimo manojo de broccolini. Esta hortaliza es una variedad creada en Japón en 1993 y procede de una hibridación entre el brócoli y la col china. Sus propiedades son muy similares al brócoli, en el que destaca el alto nivel de antioxidantes en forma de carotenoides, la vitamina C y los compuestos fenólicos. Esta es la razón por la que se considera un alimento muy indicado en la prevención contra el cancer. Es sin embargo algo más suave que el brócoli, y la forma ideal para prepararlo es al vapor. La variedad que os presentamos como muestra simbólica este año tiene los racimos de flores de un precioso color morado, aunque la variedad más corriente es completamente verde. Es una pena que el morado se pierda con la cocción ya veréis que a los pocos segundos de soportar el vapor, el morado intenso se vuelve verde.
Para prepararlo se debe dejar al vapor muy poco tiempo, sin permitir que el verde brillante torne a verde pardo para consumirlo casi al dente.
Un poco de sal, limón y aceite de oliva serán suficientes condimentos para acompañarlo.
Por asociación de ideas, viendo el brócoli en la huerta ya crecido y casi florecido, decidí probar si admitiría la misma preparación que su descendiente el brocolini. Separar los racimos con sus tallos, cortar los tallos más gruesos longitudinalmente y retirar en algunos de ellos su piel exterior si se aprecia gruesa. El resultado fue sorprendentemente bueno siguiendo la misma cocción al vapor y servido con sal, limón y aceite.