Hace unas semanas os contábamos la belleza de nuestra huerta en estas fechas tan buenas para la producción de fruta, verdura y hortalizas ecológicas, muchas y muy variadas. Así que imaginamos que también en casa aprovecháis para degustar la gran cantidad de productos frescos y de temporada que ponemos a vuestro alcance. No obstante, quizás en ocasiones se os va la mano, compráis demasiado y no sabéis bien cómo conservar mejor cada uno de ellos.
En este post vamos a daros algunos consejos para conservar adecuadamente la fruta y la verdura. Nociones básicas y que al menos en Dehesa El Milagro nos funcionan. Empezaremos con la verdura y en el post de la semana que viene ampliamos a la fruta para que no se haga muy largo el texto.
Vamos con la BERENJENA, y lo primero es que no le gusta la humedad y, además, no le van las compañías. Por eso debe estar en la nevera, sola, y en un recipiente para que se mantenga seca.
En el caso del CALABACÍN y la CALABAZA se pueden almacenar fuera de la nevera en un lugar con poca luz y fresco, si aún están sin abrir. Si los guardamos en la nevera y sobre todo si están ya empezados, lo envolveremos en una hoja de papel o servilleta ligeramente húmeda, para que se mantengan húmedos.
Los PIMIENTOS también deben guardarse en la nevera, en un recipiente abierto pero evitando el exceso de humedad para que no se estropee antes de tiempo.
En cuanto a los TOMATES, que son los grandes protagonistas de la temporada, lo cierto es que se suelen consumir enseguida y tienen mucha rotación –al menos esa es mi experiencia en verano-, pero si tenemos que conservarlos varios días, debemos guardarlos en un lugar fresco; no hace falta que sea en la nevera, a menos que las temperaturas sean excesivamente altas o los tomates estén ya muy maduros, en ese caso, mételos en el cajón inferior de las verduras.
A los RABANOS hay que quitarles las hojas y después conservarlos en un lugar fresco y seco, en el refrigerador, en el cajón de las verduras con un papel de cocina humedecido. Las hojas se pueden aprovechar guardadas en un recipiente cerrado con una toalla de papel mojada. Quedarnos con las hojas de esta hortaliza es una muy buena costumbre porque en ellas hay una gran carga de nutrientes, incluso más que en la parte del tubérculo, y se pueden añadir a una sopa, una crema, a una tortilla de verduras o tomar con una ensalada, mezcladas con otras verduras de hoja.
La REMOLACHA es otra de las verduras cuyas hojas son aprovechables de la misma manera que las de los rábanos. En cuanto al tubérculo, guárdalo siempre en la nevera, en una zona fresca, evitando la humedad. Las hojas mételas en un recipiente con cierre hermético y con cierta humedad.
Por último, nuestra recomendación para las ZANAHORIAS. Consérvalas sin las hojas, en un recipiente con una hoja o toalla de papel que siempre debemos mantener húmeda.
En general, las hortalizas que tengan necesidades similares se pueden guardar juntas, pero si vas a tardar en consumirlas están mejor separadas, porque cada vegetal madura a su ritmo y los más rápidos puede perjudicar a los demás.
Recuerda que debes lavar las verduras (también las ecológicas, como ya te explicábamos en un post anterior) pero hazlo antes de usarlas, nunca para guardarlas porque el agua puede acelerar su descomposición. Lo que puedes hacer es limpiarlas con un cepillo de cerdas suaves o un trapito seco para eliminar la suciedad que a veces traen, un poco de tierra o restos de otras hortalizas.
En definitiva, no dejes que tus verduras y hortalizas ecológicas se echen a perder, son muy valiosas. Como último consejo, si piensas que no vas a poder darles salida a tiempo, te ofrecemos dos opciones:
- Cocínalas en purés, cremas, batidos o mermeladas.
- Congélalas. No es la opción que más nos gusta, pero mejor que tirarlas a las basura… En este caso, escalda las verduras, escúrrelas totalmente y congélalas en bolsas apropiadas.
