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Cómo plantar árboles y arbustos

Cómo plantar árboles y arbustos

La plantación de árboles y arbustos, elementos fundamentales en la estructura y diseño de un huerto-jardín, es una labor interesante a conocer. No es difícil, pero tiene sus reglas. Condiciona la vida de la planta y el conjunto.

Para plantar un árbol o arbusto, especialmente si va a ser en el suelo, conviene escoger un día fresco y sin viento. La tierra donde se cavar el hoyo deber estar húmeda, aunque no en exceso. Si está reseca, anegada o helada es mejor postergar la operación. Las malas hierbas deben eliminarse antes de cavar el hoyo.

• Distancia de plantación. En el caso de los árboles y arbustos, calcular y tener en cuenta el tamaño que alcanzarán de adultos es especialmente importante para determinar correctamente dónde se han de plantar en relación con otras plantas, la vivienda o la piscina.

• El tamaño del hoyo o la maceta. Los árboles y arbustos están destinados a alcanzar una cierta dimensión, de modo que el hoyo que se excave o la maceta que se elija deberán ser lo suficientemente amplios, no solo para que el cepellón quepa con holgura, sino sobre todo para que las raíces puedan desarrollarse.

• Enmendar el terreno. Si la tierra del jardín no fuera de buena calidad, deberás enmendarla mezclándola con mantillo o estiércol bien descompuesto (no más de un 5%), o bien utilizar sustratos específicos para esa planta en particular: tierra de castaño o turba rubia para las acidófilas, sustratos levemente alcalinos para los frutales de hueso. Pide que te aconsejen en tu centro de jardinera.

• Trazar un alcorque. Alrededor del árbol o arbusto es conveniente excavar un alcorque, como es tradicional: contribuir a un mayor aprovechamiento del agua de lluvia y riego.

Paso 1: Abrir el hoyo

Debe excavarse un agujero donde quepa holgadamente el cepellón. En la base conviene colocar una capa de drenaje.

Paso 2: Plantar

Colocar el tutor, introducir el cepellón y rellenar el hoyo con la tierra extraída o un sustrato específico para esa planta

Paso 3: Apisonar

La tierra alrededor del tronco debe ser apretada con el pie o la pala para compactarla y eliminar las bolsas de aire.

Paso 4: Operaciones finales

Atar el ejemplar al tutor, podar las ramas rotas, hacer un alcorque alrededor del tronco y regar generosamente.

ESTACADO DE UN ÁRBOL

A lo largo de los primeros años de vida de un árbol y de ciertos arbustos, la guía de un tutor contribuirá a su buen desarrollo y le ayudará a resistir sin quebrarse los embates del viento. Existen varias formas de estacar un árbol: según las características del ejemplar, el tamaño de la copa, y la fuerza y frecuencia del viento en la zona. Lo más simple suele ser una estaca vertical clavada en el suelo, a la que se debe atar el ejemplar justo antes del nacimiento de las ramas.

• En qué momento entutorar. Las estacas se deben colocar en el hoyo preferentemente justo antes de introducir el cepellón. Si se hiciera después de la plantación se corre el riesgo de dañar las raices al clavarlas o de que el ejemplar no quede bien sujeto.

• Las ligaduras. Las tiras de goma o tela engomada son el material más utilizado para sujetar el árbol al/los tutores; son durables y resistentes a la intemperie. Es clave que las tiras no produzcan heridas en la corteza ni puedan estrangular el tronco con el tiempo.

• Cáundo atar. Se debe atar el tutor al ejemplar justo después de apisonar la tierra y antes de hacer el alcorque y regar. En zonas de fuertes vientos conviene entutorar mediante una estaca bien clavada en el suelo y colocada en un ángulo de 45 grados en dirección al viento. Debe sujetarse al árbol inmediatamente después de la rama más baja. Según sea el tamaño de la copa, un doble, triple o cuádruple tutor, formado por una estructura de dos a cuatro estacas clavadas en el suelo y unidas entre sí por tablas horizontales, contribuir de forma eficaz a mantener el equilibrio del ejemplar.

PODA DE RAÍCES PARA EL TRASPLANTE

Cuando el ejemplar ha alcanzado la dimensión deseada, especialmente si se cultiva en tiesto, una manera de impedir que se siga desarrollando es podar las raíces en el momento del trasplante. Podar las raíces para limitar el desarrollo de una planta es una operación que debe llevarse a cabo durante el período de reposo para evitarle sufrimiento; esto es, desde finales del otoño al invierno, o durante la estación seca en el caso de los climas suaves. Si se tiene que practicar en otra época del año es conveniente dejar el cepellón más grande.

• En todos los casos se debe procurar que el cepellón no se abra ni se desmorone.

• Las raíces muy largas y dañadas deben ser eliminadas.

• Un sustrato específico para trasplantes procurar a la planta los nutrientes y hormonas de enraizamiento que la ayudarán a arraigar con mayor éxito.

Paso 1. Extraer la planta del tiesto. Podar las raíces que salen por los agujeros de drenaje y sumergir la planta en agua unos minutos (sin pasarse, porque pesar más y podría romperse el cepellón) para que sea más fácil extraerla de la maceta. En algunos casos ser necesario romper el tiesto.

Paso 2. Reducir el cepellón. Con la ayuda de un cuchillo filoso o unas tijeras de podar se puede rebajar el cepellón. Conviene desenredar las raíces y cortarlas.

Paso 3. Máximo: un tercio. El volumen del cepellón puede reducirse a dos tercios del tamaño inicial. A renglón seguido se debe proceder como en cualquier trasplante.

LAS POCAS MÁS ADECUADAS PARA PLANTAR Y TRASPLANTAR

Las plantas que se venden en los centros de jardinera están preparadas para ser plantadas en cualquier poca del año. No obstante, hay meses más adecuados que otros. En el caso de los árboles y arbustos de hoja caduca, lo ideal es esperar que entren en su fase de parada vegetativa y plantarlos en otoño o invierno. Esta precaución deber extremarse cuando se trata de un trasplante de suelo a suelo, ya que al perder el ejemplar inevitablemente parte de su sistema radicular, las hojas en desarrollo sufriran por falta de agua; hay que tener en cuenta que no todas las especies toleran esa pérdida. Ahora bien, si el suelo está helado, muy empapado o demasiado reseco, no conviene llevar a cabo estas operaciones.

• Septiembre, por ejemplo, es el mes ideal para plantar madroños, adelfas, olivos, laureles y numerosos arbustos de bayas.

• Octubre, en cambio, es el más adecuado para plantar o trasplantar los arbustos de floración invernal: avellano mágico (Hamamelis mollis), membrillero del Japón(Chaenomeles speciosa), kerrias, rosales (también en febrero) y coníferas en general.

Diciembre es buena época para plantar o trasplantar ginkgos, liquidámbares y catalpas, siempre que el suelo no está helado.

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