¿Cómo elaboramos nuestro pollo salteado con salsa de ajo asado?
En Dehesa el milagro siempre buscamos cómo hacer recetas originales con los mejores ingredientes ecológicos. En este caso, hemos querido tomar el ajo como ingrediente principal, el cual asamos antes de añadirlo a la salsa, buscando ese sabor tan característico y la textura cremosa que adquiere.
Para elaborar esta receta, utilizamos contramuslos de pollo, los cuales deshuesamos y cortamos para hacer trozos de bocado. Doramos el pollo a fuego fuerte, con aceite de oliva virgen extra, hasta que queda en su punto.
Con los huesos que obtenemos de deshuesar los contramuslos, hacemos un caldo que nos servirá para hacer la salsa.
Por otro lado, pochamos cebolla y una vez que se ha dorado, añadimos los ajos asados previamente y zanahoria. Incorporamos el caldo que habíamos hecho con los huesos de pollo y dejamos cocer durante unos minutos. Trituramos la salsa y añadimos una pizca de perejil.
Una vez llegados a este punto, envasamos al vacío el pollo dorado junto con la salsa y ya solo nos quedará cocinarlo a fuego lento en nuestro horno al vapor.
Con este último proceso de cocción a baja temperatura, conseguiremos que el pollo adquiera un punto de jugosidad característico, a la vez que se cocina con la salsa de ajo asado, haciendo que la conjunción de sabores resulte en este plato tan especial.
Además, gracias a la cocción a baja temperatura, conseguimos que nuestros platos tengan una caducidad mayor, sin necesidad de utilizar ningún tipo de conservante, simplemente utilizando un proceso basado en la aplicación de calor y tiempo.
Qué hace especial al pollo de Dehesa El Milagro
Nuestros platos hechos a base de pollo, se elaboran con esmero en nuestro obrador ecológico, cocinando a fuego lento, utilizando verduras frescas y el pollo que se cría en las praderas de la granja.
El pollo de Dehesa El Milagro, es una estirpe de crecimiento lento, que cuenta con espacio para moverse y desarrollarse de una forma saludable. Se alimenta de pienso natural elaborado en la propia granja, pero también de lo que picotea en el campo como insectos y semillas. Estas condiciones de movimiento y libertad, de las que no gozan los pollos normales o industriales, confieren a la carne un sabor delicioso y un valor nutricional mucho mayor.